Una de las paredes de la cabina se construiría de rammed earth, que viene siendo como los botecitos de sal de colores comprimida, pues igual, pero en grande y con materiales distintos, claro, pero también de colores.
Pero también seguíamos haciendo cosas divertidas, como bajar el canal que une los dos lagos en colchonetas...
Y el perro también, por supuesto, es un perro todo terreno.
Para acabar ese día, después del calor, el sol y las colchonetas, cena en un chiringuito indígena.
La cabaña seguía avanzando, y por fín terminaron la dichosa pared.
Y cómo aquí todo se reutiliza, el resto de la cabina se tenía que construir con los materiales que Geoff tenía ya en casa, así que a Pau le tocó hacer esto...
para ver cómo podían hacer el resto de las paredes con la madera existente.
Mientras Pau y yo seguíamos escapándonos al centro cuando podíamos.
O a la playa,
A estas alturas habíamos perdido ya a un francés y a la alemana, pero pocos días después llegó otro alemán, Ole (si, le dijimos que con ese nombre no fuera nunca a España, jajaja) y nosotros seguíamos haciendo cosas como ir de excursión en el dump truck destartalado de Geoff
Seguiamos currando en la casa... poniendo cesped,
O terminando la cabaña,
(tengo que reconocer que nosotros no la dejamos así, la terminaron cuando ya estábamos nosotros en Calgary, pero la pongo para que os hagáis una idea).
Y mientras esperábamos para irnos a principios de agosto, seguíamos disfrutando de los ciervos, los atardeceres, la playa, etc...
Y unos días antes de irnos, apareció el yayacar.
Hay muchas cosas que no aparecen, pero esto se podría decir que es el resumen de un mes bastante completo. Con mucha pena nos tuvimos que despedir de todos ellos y poner rumbo a nuestro siguiente destino: Calgary.
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