Vale, el vídeo está torcido, pero no sé como ponerlo derecho, así que echáis un poquito de imaginación a la cosa, si queréis verlo, vale? Jajaja.Hicimos otra parada en un Beaver Lake, digo en uno de ellos porque en todos lados hay beavers lakes, pero eso sí, en ninguno hay castores, así que, como siempre, me quedo sin verlos y claro, no hicimos ninguna foto.
Al cabo de unas horas nos acercábamos a la zona de Okanagan Valley (donde se encuentra Penticton), comenzó a subir la temperatura (un montón) y ya comenzamos a ver los viñedos (ésta es de las pocas zonas en Canadá donde hacen vino).
Llegamos a Penticton y antes de subir a la casa de Geoff, paramos a tomar algo para refrescarnos. Al abrir la puerta del coche fue como estar de vuelta en España, un aire caliente (estábamos a casi 40º) que te da una bofetada en la cara y casi no te deja respirar y yo pensé, bueno, creo que aquí si que voy a poder ponerme los vestiditos que me traje...
Info Penticton: Es el centro del Wine Country de British Columbia (segundo productor de vino de Canada, después de la península del Niagara en Ontario). Está situado entre los lagos Okanagan y Skaha. Esto antes estaba lleno de melocotoneros, hasta que alguien dijo... umm... aquí se pueden plantar viñedos, y qué da más dinero? Jajaja, desaparecieron todos los melocotoneros.
Después del refrigerio, buscamos la carretera que nos llevaba a la casa, expectantes de lo que nos íbamos a encontrar allí (sabíamos de antemano que no éramos nosotros los únicos workawayers). La subida era morrocotuda y si no recuerdo mal ya vimos a los primeros ciervos por la carretera y yo ya me quería quedar uno, claro, son taaaan monos...
Llegamos a la casa y nos recibió Kate (la novia de Geoff) ya que él había ido al aeropuerto a recoger a una amiga suya que también llegaba ese día. Y tal y como habíamos predicho, aquello iba a ser como estar en un campamento de verano. Nos presentó a los demás workawayers: Kerstin (alemana), Julien y Thibaud (franceses) y Brie (la amiga de Geoff, australiana), casi todos veinteañeros, claro. Así que si echamos cuentas junto con Geoff y Kate y nosotros éramos ocho personas en la casa. La casa en sí es preciosa pero con el inconveniente de que está a medio terminar (para eso había cogido workawayers, claro) y además sólo tenían un baño acabado así que a compartir como los hippies. Tambíen es cierto que las vistas eran inmejorables, ya que el pueblo está en el valle y además entre dos lagos gigantes.
Kate también nos enseñó el sitio donde íbamos a dormir Pau y yo, ya que el resto dormía en tiendas de campaña dentro de la casa principal. Y éste se convirtió en nuestro pequeño chalet.
Depués de dejar las maletas lo mejor que pudimos debido al espacio de la parte baja del chalet, Kris, Pau y yo nos fuimos a cenar al pueblo. Supongo que para ir asimilando el convivir con tanta gente a la que todavía no conocíamos.
Cuando volvimos de cenar, casi todos estaban ya en sus tiendas para dormir (se acostaban muy pronto para lo jóvenes que eran, jajaja), así que Kris se quedó en la casa principal para dormir con el resto y nosotros nos fuimos a nuestra casita. Después de una inspencción concienzuda buscando bichos o cualquier cosa que no tuviera que estar allí (esto es campo en su mayor esplendor, así que podías encontrar cualquier cosa), subimos a la parte de arriba para dormir.
La foto es de la mañana siguiente, nos habíamos levantado sobre las siete de la mañana debido a la luz que entraba por las ventanas y como veréis ni nos molestámos en hacer la cama, ya que la altura del cubículo hacía que fuera bastante complicado moverse con facilidad.
Esa primera mañana Geoff nos hizo un recorrido por el terreno. Lo compró hace unos seis años y desde entonces estaba construyendo la casa él solito (bueno con ayuda de amigos, etc...). De hecho, la pequeña cabina donde dormíamos Pau y yo fue lo primero que hizo para poder dormir allí mientras construia la casa.
Después de la visita por el terreno y ver unos cuantos ciervos merodeando por la zona, nos fue indicando trabajos que había que ir haciendo en la casa.
También nos tuvimos que hacer a la idea de los horarios de comida (sobre todo Pau y yo claro) ya que allí comían sobre las doce del mediodía y las cenas, si podían, sobre las siete o siete y media (horror). Mientras todos nos dedicábamos a alguna tarea Brie cocinaba, lo cual era un problema ya que es vegetariana, y claro, comer, comíamos pero no todo lo que necesitábamos para estar trabajando bajo un sol de justicia, así que Pau y yo algunas veces terminábamos pidiendo el coche a Kate y nos bajábamos al pueblo a cenar algo (si podíamos algo de carne, claro).
A partir de aquí, haré un breve resumen de las cosas que hacíamos ya que estuvimos casi un mes y no podría ponerlo todo (sobre todo por mi falta de memoria).
Limpiar la zona de malas hierbas,
Por cierto, este es Willy, el mejor perro del mundo (ahora que no me oye Jaki) y ya entenderéis porqué.
Rellenar huecos con cemento,
Disfrutar de los ciervos que se paseaban por la zona,
El primer sábado que pasamos allí nos fuimos por la mañana al Mercado del pueblo a por verduritas y cosas para comer. Todo ecológico, biológico y de la zona, en eso están bastante concienciados,
En el mercado conocimos a unos argentinos que hacían chorizo criollo y, claro, es lo más parecido que podíamos encontrar a nuestro chorizo, así que nos comprámos un CHORIPAN, que estaba de morirse.
También disfrutámos la mañana viendo cosas como estas,
Por aquí les gusta mucho eso de llevar coches o furgonetas de época super curradas.
Ese primer fin de semana, también nos llevamos una grata sorpresa, ya que nos llevaron a dar una vuelta en barco. Y yo pensando que alquilaríamos uno entre todos o algo, pero no, Geoff tiene su propio barco, además como los de corrupción en Miami, de esos de perseguir mafiosos, jajaja.
En la foto de abajo, intentábamos que Willy se lanzara al agua. Le encanta nadar, pero el salto desde el barco le daba un poco de canguelo (normal).
Y en esta otra ya subido al barco, en su rincón, hasta que se secara. No es genial?
La verdad que nos lo pasamos de miedo en el barco y en el mes que estuvimos lo cogimos varias veces. Es cierto que el curro era duro (sobre todo por el sol y el calor) pero no currábamos todos los días y además Geoff nos recompensaba con creces.
Un amigo de Geoff, venía por las mañanas a ayudar a montar el cuarto de baño principal. Se llama John y está loco. Lo mismo estaba pintando madera que cocinando con la mascarilla que tocando la guitarra. La verdad, era muy divertido, tan divertido que hasta había concursado en un reality y todo.
Por cierto, el suelo de la foto de arriba es así
Hace unos años dejaron de usar los centavos, así que se alicataron el suelo. Una buena idea para cuando dejen de usarse los céntimos en Europa (todo el mundo tiene un sitio donde deja los céntimos que luego nunca usamos por pereza).
Un día por la tarde, vinieron a cenar los tíos de Kate porque querían conocernos (bueno, en realidad, el tío de Kate quería conocer a Pau porque es arquitecto). Así que a Pau también le venía bien hablar con él un poco de cómo van las cosas por aquí. Para quedar bien les hicimos una paella (o algo cercano a una paella, ya que no conseguimos colorante).
La paella al final estaba buena y le gustó a todo el mundo. Pero lo gracioso de la "noche" fue que la tía de Kate le traía unos pollos viejos, pero vivos, a Geoff y el perro estaba que no sabía por dónde meterse a la casa para cazarlos (el pobre lo lleva en los genes).
Mejor no os cuento cómo acabaron los pollos...
Por cierto, no os he presentado a Geordy (pronunciado Jordi, de toda la vida) que es el gato. No lo conocimos hasta el cuarto día de estar en la casa, porque como Sidney lo espantaba, no se dignó a entrar hasta que Kris y él se fueron. Así que las dos mascotas de la casa ya podían estar juntas.
No tengo que decir, claro, que de este gato también me enamoré. Y además es el primer gato salvaje que conozco. Desaparecía por las noches para irse a cazar y volvía por las mañanas dejándonos en la terraza regalitos del tipo: ratones de campo, ardillitas reticuladas... y eso sin tener todavía un año.
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